domingo, 2 de junio de 2013

Violentas y masivas protestas contra el gobierno turco Una demostración ecologista derivó el viernes en una enorme manifestación contra la firmeza de Erdogan






ESTAMBUL.- Parecía un país ajeno a las manifestaciones al estilo griego contra las medidas de austeridad y de las revueltas de los vecinos árabes contra la mano firme de sus gobernantes. Pero a Turquía, en equilibrio entre Europa y Medio Oriente, también le llegó la hora: el centro de Estambul es, desde anteayer, escenario de enormes manifestaciones y de choques con la policía.
Los últimos dos días fueron testigos de combates callejeros en los que se levantaron barricadas y los manifestantes lanzaron a la policía adoquines y otros objetos contundentes; ellos, a su vez, fueron reprimidos con chorros de agua a presión, bastonazos y gases lacrimógenos. Hubo por lo menos 90 heridos y más de 900 detenidos.
El conflicto estalló a raíz de una acampada instalada a principios de la semana en la plaza Taksim, en el centro de Estambul, en protesta contra la poda de árboles para la construcción de un centro comercial sobre el parque Gezi, al lado de la plaza.
La violencia de la represión policial para ejecutar una orden de desalojo hizo crecer la protesta, que en cuestión de horas se transformó de una marcha por la defensa de los espacios verdes en una expresión de descontento general contra el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, un mandatario relativamente popular que encabeza el gobierno desde 2002.
Erdogan y su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), de un islamismo moderado, estaban a salvo de protestas de envergadura. De hecho, es la primera vez en sus diez años en el poder que el premier se enfrenta a una revuelta de este tipo. Según opositores y observadores, el estallido refleja una creciente frustración ciudadana con el estilo autoritario del gobernante.
"No sólo una megaciudad con 15 millones de habitantes, sino todo el país se levantó. Esto es más que defender unos árboles", dijo Sirri Sureyya Onder, diputado del partido BDP, una formación opositora. "Esto es una revuelta contra la mentalidad autoritaria que no tiene en cuenta las demandas de la gente", agregó el legislador.
Desde su llegada al poder, Erdogan consiguió consolidarse por encima del 50% del apoyo electoral, mientras que su política de privatizaciones y la entrada de miles de millones de euros en inversiones extranjeras llevaron a un boom económico. Pero con el creciente respaldo electoral, sus críticos aseguran que Erdogan y su gobierno se volvieron cada vez menos tolerantes.
Turquía es actualmente el país del mundo con más periodistas encarcelados, mientras que se distanció bastante de la Unión Europea, a la que pretende sumarse en el futuro.
El Partido Republicano del Pueblo (CHP), la principal formación opositora, había llamado a sus simpatizantes a acudir a la plaza Taksim para expresar su descontento con la remodelación urbana. Erdogan, en tanto, durante horas se negó a ceder a las protestas, pero al cabo de dos días de batalla debió ordenar el repliegue de las fuerzas de seguridad.
Un juzgado administrativo de Estambul se hizo eco del reclamo de los manifestantes, y en medio de los choques callejeros ordenó paralizar las obras del parque.
Pero a esas alturas de los acontecimientos la preservación del medio ambiente era lo de menos. Las protestas tomaron su propia dinámica. No sólo ganaron en cantidad de manifestantes, en número de reclamos y en el volumen de las expresiones, sino que se extendieron geográficamente.
En Ankara, la capital del país, los manifestantes rompieron los cordones policiales instalados preventivamente y tomaron la plaza Kizilay, en el centro de la ciudad, al grito de "Abajo con el fascismo", "Codo a codo contra el fascismo" o "Que renuncie el gobierno", en solidaridad con los manifestantes de Estambul.
Agencias EFE, AFP y DPA.

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